miércoles, 5 de marzo de 2008

Common People /Common Music

Hoy ha llegado el día, por fin después de muchos años de espera podré ver a Jarvis Cocker cantar en persona. Mi gran emoción por ver al ex-vocalista de Pulp me ha hecho darme cuenta que me he vuelto un poco vieja; a personas un poco más jóvenes que yo el nombre de Jarvis o no les dice nada, yo sin embargo, no puedo dejar de pensar en aquellos momentos cuando estudiaba y tenía tiempo para sentarme con mi mejor amiga a ver vídeos de MTV, parecíamos Beavis y Butthead (aclaro, sin el "Huhuhuhuhuhuhh"), y nos deleitábamos con cada video, que a nuestro juicio, eran verdaderos cortometrajes.

[*suspiro* Yup, Those were the 90s.]

La cuestión comenzó a cambiar, el gusto nos duró poco, se despedían los 90s.
Las señales apocalípticas eran cada vez más eminentes; comenzaban a aparecer videos de “Thalía” y “Fey” en horarios fuera del "In situ" (programa matutino exclusivo para transmitir videos latinos), y el lugar de los Beastie Boys lo ocupó Control Machete.
Creo que fue en ese momento cuando le declaré el divorcio a la televisión, la apagué, y no la he vuelto a encender.

[*suspiro* Nope, Those were no longer the 90s.]

Hoy está de más decirles que veo cada vez que llego a ver la TV, que nunca falta alguna encendida en cualquier lugar público informándonos sobre lo que impera en el mainstream. Ahora lo único que veo son afroamericanos, latinos, y algún que otro blanco que logra poder bailar. Su moda, ellos muy cubiertos con un montón de accesorios, evocando un pino navideño en tonos dorados, y ellas muy descubiertas moviendo el culo como perro en apareamiento.

El Hip-Hop y todos sus derivados, como el Reggaeton, nos han invadido, (por no decir contaminado) los sentidos.

Tal vez piensen que es mera cuestión de gustos, o que no logro entender el género. Pero mi punto es muy simple: Creo que la música debe ser hecha por músicos, y no por gente que no tiene nociones ni de como leer un pentagrama. La cantidad de “artistas” que hay son como versiones musicales de un cliché de Jean-Michel Basquiat de cuarta categoría.

No hablo por hablar.

Esta reflexión me hace recordar el capítulo 5 titulado “Provoco Ira” de Stuart Walton, en su libro "
Humanidad". En su ensayo sobre la furia como medio estético, hace una interesante comparación del Dadaísmo y el Punk como ejemplo de movimientos artísticos de confrontación y provocación frente a la sociedad burguesa.

Como lo dijera Tristan Tzara: "El Dada no comenzó como forma artística, sino como indignación", o Johny Rotten de los Sex Pistols: "Lo nuestro no es la música, lo nuestro es el Caos.

Ejemplos hay muchos, en el arte también hace referencia al Surrealismo, que dice "comenzó como una especie de izquierda voluntariosa impulsada por una política antiburguesa y un mordaz anticlericalismo, una apasionada postura intelectual (que terminó siendo algo meramente ornamental)".
Y otro ejemplo en la música habla del Pop mencionando a Pulp con su éxito de 1995 "
Common People", canción donde se mofa de una burguesa recién egresada de la escuela de arte que "chapotea en la pobreza a modo de declaración de estilo y triunfa en la ridiculización de una pose clasista".

En los 90s pasamos también por el "
Grunge" que aunque un poco pesimista, logró consolidarse como todo un movimiento con su postura y vestimenta anticomercial y anticultural de la "Generación X" que rechazaba el efectismo y la artificialidad.

Incluso debo dar crédito al "
Gansta RAP" (que en sus siglas manifiesta su "poesía": Radical American Poetry). Tuvo sus orígenes en las "Block Parties" de la década de los 70s, donde los menos pudientes se reunían al no tener acceso a los clubes lujosos de NY. Tengo que reconocer que aunque no me guste el género (ya que, al igual que Walton, me parece “un fanfarroneo monótono y autocomplaciente”), el RAP nació con buenas intenciones; sus letras evocaban protesta social y denuncia, abnegando de la ostentación de la riqueza y del tráfico de drogas, siendo muy críticas con el estado o las fuerzas de la ley. Y pese a sus letras machistas, violentas, y homofóbicas, su autodeclaración como criminales que incitaban a enfrentamientos con la ley, tenían una finalidad constructiva, dirigiéndose a la mejora de la comunidad afroamericana.

Concluye Walton: "Puede comenzar como arte alternativo, o como antiarte pero no puede evitar convertirse en parte de la historia del arte -Si es que logra dejar huella-."

Ese es el punto. Creo que el Hip-Hop ya dio ese paso, si comenzó como protesta ya no lo es, en este momento pertenece hasta el hastío al mundo del Pop y de lo comercial. Y si nos volvemos hacia la historia, veremos la misma tendencia de siempre: Una vez pasando la frontera de lo popular, se llega a la cima y comienza a desaparecer.

Hip-Hop & Reggaeton…
I Can´t Wait!.

Humanidad. Una historia de las emociones, Stuart Walton, Taurus Ediciones, México 2005.


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