jueves, 21 de febrero de 2008

Vingt-Dix

Hace justo una semana intenté huir de Monterrey, y al mismo tiempo, valga la redundancia, del propio tiempo.

Sí, era apremiante, me volvería una "Quinceañera Reloaded" dentro de pronto, y por si fuera poco, dicho acontecimiento sería en Lunes, y sentada en la misma silla en la que estaba cuando cumplí 26 años.
Not Funny.

Así que huí a Yucatán, al otro extremo del país.
Estuve en Mérida unos días; logré mi objetivo, aquello no parecía mi cumpleaños pese a las llamadas y mensajes al celular que me lo recordaron constantemente.
Los 30 me encontraron en un lugar nuevo, en una ciudad donde todo incita a la tranquilidad con un toque de gula. Un cielo azul, lánguidas tardes, y un calor que todo lo sosiega.

Aún estaba yo contagiada de esa tranquilidad, cuando volví a la oficina. 70 correos esperándome, el teléfono sonando, y gente buscándome, preguntándome que "¿dónde andaba?". ¡Osh!.
Sí, salí horas más tarde de mi hora de salida, con aún trabajo de freelance que hacer llegando a casa, eso sin contar las 2 horas de tráfico gastadas en el día.
Me quedé pensando; habían pasado cinco días sin que hubiera pronunciado la palabra "¡pendejo!", y tampoco había necesitado St. John Wort ni paracetamol.
Pero para cuando estuve consciente de eso, ya estaba ahí yo, de vuelta en el embrollo.

Mi conclusión en ese momento fue: Monterrey da cáncer.

Quién haya vivido aquí me dará la razón; una ciudad que si bien está rodeada por grandes montañas, también está rodeada por grandes demandas, en una sociedad bastante cerrada y en constante competencia (casi siempre por la simple apariencia).

Regresé de vacaciones hecha ya una "treintona", y para mi edad, esta es la lista de lo que ya debería de tener hecho:

A) Una Carrera Universitaria.
B) Hablar Inglés.
C) Tener un Posgrado.
D) Poseer un buen puesto en una prestigiada empresa (con gente a mi cargo).
E) Estar casada (y haber gastado una fortuna en el evento).
F) Haberme reproducido al menos una vez, o bien ya "encargando".
G) Tener un carro de modelo reciente si aún no tengo hijos, o bien, una van o un modelo familiar en caso de ya haber parido
(en ese caso, el vehículo debe cumplir con una serie de fenómenos
semióticos, con los cuales debo dejar en claro por medio de calcomanías, la cantidad de hijos que tengo, la escuela a la que asisten junto con sus actividades extra escolares, mi fe católica, y mi equipo de fútbol local favorito).

H) Estar pagando una hipoteca por una casa minúscula a 30 años en algún suburbio, pero que lleve un sobrenombre de algún barrio de antaño.

Vale, creo que mejor de una vez me declaro abiertamente una "treintona desadaptada social". Está claro que no respondo a sus demandas, y ese futuro “prometedor” me excluye olímpicamente; pero..., ¡momento!, a ver de nuevo la lista...,
¡pero si no suena nada lindo!.

Seamos realistas, a todo eso debemos agregar que en nuestro brillante futuro ya no se incluye un plan de jubilación, y probablemente el fondo de ahorro para el retiro será insuficiente (si es que llegamos a los 60s y en verdad nos lo dan), que la mayoría de los trabajos subcontratan, por lo que ya no se cotiza ni en la seguridad social ni en el crédito de vivienda, y que con hijos bajo tutela sería casi imposible viajar y dedicar tiempo a actividades personales (aparte de tener que ordeñarme en el baño del trabajo, limpiar mocos, y organizar piñatas con la Barbie Princesa®).
¡Ay no!

Gracias 20s, me hicieron crecer.
¡Bienvenidos 30s y todo lo nuevo que van a traer!.

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